Kimsawan phisqawan maqanakunku

Para volver al menú principal, haga un click aquí.


Ultima modificación de este texto : 17 de octubre 1996.

Las dos ortografías principales del quechua

Una de las principales dificultades en el estudio del quechua es la casi-anarquía ortográfica que reina en los textos publicados. Sin embargo, todos los sistemas de transcripción utilizados hoy en día se parecen más o menos a uno de los dos que presentamos en los cuadros siguientes:

- Un sistema mayormente fonético y pentavocalista (primera columna del cuadro). Se supone que la ortografía utilizada en esta primera columna (como en todo este servidor) es la del Diccionario quechua-español de Joaquín Herrero y Federico Sánchez de Lozada (Editorial C.E.F.CO., Cochabamba, 1983). Lastimosamente hemos preparado esos cuadros de memoria, sin tener a la mano esta excelente obra para verificar. Sin embargo, estamos seguros de no haber cometido más que errores de detalle, que corregiremos en una edición posterior.

- Un sistema fonémico y trivocalista (segunda columna del cuadro). Por el momento, no se publicó (por lo menos en Bolivia) un diccionario correspondiendo a esa ortografía (¡lo que no es la menor razón para desconfiar de ella!). Los ejemplos que publicamos en esos cuadros corresponden a varias obras, mayormente libros escolares peruanos o de la Unicef. La ortografía de los libros de la Reforma Educativa boliviana es casi igual; caso contrario, lo señalamos.

Por fin, en la tercera columna, hemos indicado una transcripción conforme con el alfabeto de la A.P.I. (Association phonétique internationale), lo más preciso... pero también lo más complicado de todos.


Cuadros comparativos

ashka, ashkha: Según las regiones de Bolivia, se puede escuchar ashka, ashkha o ashqa. La ortografía fonética anota todas esas variantes, o unifica con la forma más común. La ortografía fonémica sólo emplea una forma, la que se considera la más conforme a la fonología de la lengua antes de la llegada de los Españoles. Ciertos lingüistas extremistas se atreven aún a suponer cual era la forma originaria... ¡antes de la unificación del imperio incaico (protoquechua)! Por supuesto, no siempre están de acuerdo entre sí.

atoj, atuq: Ninguna de las dos ortografías es realmente fonética en este caso, porque la consonante final no es la fricativa velar del español latinoamericano, sino la consonante fricativa posvelar [X]. Por eso, algunos anotan atoq. La Academia de Cochabamba recomienda atojj. Nosotros, en este servidor, utilizamos la ortografía del diccionario de Herrero y Sánchez de Lozada, es decir atoj no más.

caballo, kawallu: En el primer caso, se trata obviamente de la ortografía castellana, y en el segundo, de una forma "quechuizada". La mayoría de los autores emplean una forma intermedia, kaballu en general.

chaupi, chawpi: Muchos pentavocalistas han aceptado la segunda forma, pero nosotros seguimos utilizando la ortografía Herrero-Sánchez, para facilitar la búsqueda en el diccionario de esos autores.

diachaku, faltay, gusto: Palabras mestizas rechazadas por ciertos autores, y mayormente por los que han adoptado posiciones indigenistas claramente politizadas. Sin embargo, es interesante notar que los locutores dicen diachaku, faltawanchej, tukuy gustowan, formas muy alejadas de sus traducciones castellanas: cumpleaños, nos falta, con todo gusto. Nosotros consideramos que se trata de palabras quechuas con etimología castellana, exactamente como hay palabras castellanas con etimología árabe.

inlisha, iglesia: Palabra mestiza obviamente rechazada por los indigenistas, a pesar de que su pronunciación actual tiene muy poco que ver con la de la palabra castellana originaria. Pocos lo admiten, pero está claro que una de las razones del rechazo de las ortografías pentavocalistas por los indigenistas, es que se inscriben en la tradición del estudio del quechua a fines de la evangelización. Según nosotros, esas consideraciones no tienen nada que ver con la lingüística, y los diccionarios de Herrero-Sánchez, que utilizamos como referencia, no dejan de ser excelentes porque uno de sus autores es un padre jesuita.

jampi, hanpi: En la pronunciación de muchos idiomas, el sonido [n] se vuelve [m] en presencia de otra consonante bilabial. La ortografía fonémica considera inutil anotar una diferencia que se puede explicar con reglas de pronunciación.

jina, hina: Es muy difícil escuchar la diferencia entre los sonidos [x] (fricativo velar, con contacto de la lengua y del paladar) y [h] (fricativo faringal, sin ese contacto). Los pentavocalistas generalmente no anotan esa diferencia, y los autores de los libros escolares de la Reforma Educativa boliviana han decidido imitarlos (anotan jina ellos también), a pesar de que defienden posiciones fonologistas tradicionales en casi todos los otros casos. Sin embargo, la mayoría de los trivocalistas, especialmente en el Perú, consideran que es preferible anotar ese sonido con la misma letra que en las consonantes aspiradas chh, kh, qh y th.

kosa, kusa: Una de las pocas palabras que se pronuncian con una vocal semi-abierta, a pesar de que no contiene ninguna consonante postvelar. No conozco la razón.

khuchi: Palabra mestiza que nadie critica. Viene obviamente de cochino, pero la pronunciación ha cambiado mucho desde la época de la Conquista. Además, no se parece en absoluto a la palabra que utilizan en efecto los castellano-hablantes de Bolivia: cerdo.

k'iski, k'ichki: Ciertos lingüistas sostienen que la consonante anotada por sh al final de una sílaba (que tiene a menudo una variante pronunciada sólo [s]), es en realidad el mismo fonema que lo anotado por ch al inicio. En ese aspecto, la ortografía fonémica es a veces rechazada por los mismos trivocalistas, por tener una relación demasiado reducida con la pronunciación.

lauray, lawray: Mismo comentario que con chaupi, chawpi. Algunos autores piensan que la generalización del sonido [l] es una consecuencia de la influencia del castellano, y por eso anotan llawray.

llijlla, lliklla: La ortografía fonémica es muy criticada en ese aspecto... a pesar de que la gran mayoría de los locutores latinoamericanos, ya sean castellano o quechua-hablantes, reemplazan de un modo espontáneo la consonante oclusiva velar por su equivalente fricativo en final de sílaba. Por ejemplo, casi todos pronuncian [doxtor], y no les molesta en absoluto que esa palabra se escriba doctor. Los cronistas de los primeros tiempos de la Conquista escribían todos lliclla, chacra, picchu, Sacsahuaman, y sin embargo es probable que esas palabras, ya en esa época, se pronunciaban llijlla, chajra, pijchu, Sajsawaman. Probablemente los fonologistas hubieran tenido menos adversarios si hubiesen elegido escribir con c en lugar de k.

ñaupaj, ñawpaq: Mismo comentario que con chaupi, chawpi. Los pentavocalistas, a pesar de sostener que a un sonido único debe corresponder un signo y sólo un signo, siguen insistiendo en que la consonante posvelar debe ser anotada q al inicio de una sílaba y j al final (o jj según ciertos autores, en particular varios miembros de la Academia de Cochabamba). Sin embargo, se trata en ambos casos exactamente del mismo sonido, la consonante fricativa posvelar [X], y no de su equivalente, la consonante oclusiva [q], que sólo se pronuncia oclusiva - por lo menos en Bolivia - cuando está acompañada de una explosión (es decir, en las palabras que empiezan por q'). En eso, pensamos que la ortografía Herrero-Sánchez no es ideal (ñaupaq nos hubiera parecido más coherente), pero seguimos utilizándola para tener una referencia sencilla, y recomendamos a nuestros lectores escribir igual: más vale una ortografía imperfecta y fija que una ortografía científica que cambia cada cinco minutos.

onqosqa, unqusqa: Oposición clara entre pentavocalistas y trivocalistas. Sin embargo, antes que la pelea entre esos dos grupos haya alcanzado los extremos donde está hoy, ciertos pentavocalistas consideraban que el uso sistemático de e y o en presencia de consonantes posvelares no correspondía totalmente a la pronunciación; por eso, escribían unqosqa. Se puede encontrar rasgos de esa tendencia en viejas ediciones, y particularmente en las obras de Jesús Lara.

paramun, paramorqa, paramurqa: Uno de los mejores argumentos de los trivocalistas: no hay un infijo -mu y otro infijo -mo, sino uno solo cuya pronunciación está modificada por la presencia de una consonante posvelar en la terminación del pretérito; al anotar la diferencia entre [u] y [o], los pentavocalistas - según la opinión de los fonologistas - transforman una regla fonética en una irregularidad de conjugación.

perqa, pirqa: Oposición clásica entre pentavocalistas y trivocalistas.

pili: Aunque el sonido [l] se generalizó bajo influencia del castellano, casi no se encuentra un autor que anote pilli.

pijchay, pikchay: Mismo comentario que con llijlla, lliklla.

qori, quri: Oposición clásica entre pentavocalistas y trivocalistas. Mismo comentario que en ñaupaj, ñawpaq acerca del uso de la j sencilla o doble para representar la consonante fricativa posvelar.

qheshwa, qhichuwa: El modo de escribir el mismo nombre de la lengua es el pretexto de peleas interminables entre los autores. La ortografía (y pronunciación) quichua tiene todavía muchos defensores. En realidad, la multitud de pronunciaciones de esa palabra es sólo el reflejo de la variedad dialectal general del idioma.

qhelqay, qhillqay: Oposición clásica entre pentavocalistas y trivocalistas, más la cuestión de la generalización de [l] bajo influencia del castellano.

qhoya, qhuya: Oposición clásica entre pentavocalistas y trivocalistas.

rumi: Una cuestión fonética que, parece, no interesa a nadie: bajo influencia de la rr doble del castellano, el quechua ha desarrollado un sonido propio, que imita esa rr pero se pronuncia de un modo bastante diferente: se trata de una fricativa retrofleja sonora, es decir algo muy parecido a la consonante del francés jus, pero pronunciado con la punta de la lengua dirigida hacia atrás. Corresponde al modo cochabambino de pronunciar la rr del castellano.

ruay, ruway: La vocal [u] y la semi-consonante [w] se parecen tanto que es casi imposible discernir los dos en la pronunciación. Sin embargo, los fonologistas hacen notar que en una palabra quechua normal, no se encuentra nunca diptongos (dos vocales seguidas). Por eso anotan ruway, y la mayoría de los autores han aceptado esa ortografía. Sin embargo, en este servidor, conservamos la ortografía ruay para facilitar la búsqueda en los diccionarios de Herrero y Sánchez de Lozada.

sonqo, sunqu: Oposición clásica entre pentavocalistas y trivocalistas. Al igual que con onqosqa, unqusqa, se puede mencionar que Jesús Lara había elegido una posición intermedia, y anotaba sunqo. A pesar del respeto inmenso que merece ese autor, hemos modificado en este aspecto su ortografía al copiar extractos de su obra la Literatura de los quechuas, para que este servidor conserve una cierta coherencia.

tiay, tiyay: Comentario similar a el de ruay, ruway, esta vez con la vocal [i] y la semi-consonante [j].

t'iyu: Aún los autores que escriben tiay en lugar de tiyay rechazan la ortografía t'iu.

ujut'a, ukut'a: Mismo comentario que con llijlla, lliklla, pero complicado esta vez por el hecho que es difícil decir, en esa palabra, si la k está ubicada al inicio o al final de una sílaba.

Es interesante señalar que existe también la pronunciación juk'uta, con la explosión en la consonante velar k y no en la alveolar t que la sigue. Por eso, el lingüista norteamericano David Weber sugiere que se anote la aspiración o la explosión no en el lugar donde se pronuncia (porque puede variar de un dialecto a otro), sino al inicio de la palabra, con un signo diacrítico.

Cabe decir que esa posición, a pesar de ser ultra-minoritaria, es muy correcta desde un punto de vista fonémico. El Sr. David Weber que la defiende es pentavocalista, hostil a las grafías modernas, e insiste en que la ortografía científica del quechua debe hacer todo lo posible para parecerse a la transcripción adoptada de un modo espontáneo por cualquier persona que aprendió a leer y escribir en castellano. Lo que demuestra que el conocimiento de las reglas fonémicas no tiene como consecuencia necesaria el apoyo a las últimas modas ortográficas.

usqhay, utqhay: La grafia utqhay ha sido propuesta por los autores de los libros de la Reforma Educativa. Los argumentos que utilizan por eso son de caracter histórico: los cronistas de la época de la Conquista anotaban t, probablemente porque esa era la pronunciación más común en esa época. Pero, cinco siglos después, casi no existen más rasgos de esa pronunciación. Por eso, la grafia utqhay es rechazada aún por la mayoría de los trivocalistas.

vendey, windiy: Palabra claramente mestiza, utilizada mayormente por locutores bilingües, muy conscientes de la existencia de vocales semiabiertas. La ortografía fonémica trata de "autoctonizar" esa palabra mestiza, de un modo tan artificial como inútil según nuestra opinión.

wawa: Todos los especialistas del quechua están de acuerdo con esa ortografía. Pero esa misma palabra es también de uso muy frecuente en el español latinoamericano, y en un texto español es más común escribirla huahua o guagua.

weraqocha, wiraqucha: A pesar de que la primera vocal está bastante lejos de la consonante posvelar, los pentavocalistas en general y Herrero-Sánchez en particular anotan weraqocha.

wisq'ay, wichq'ay: Mismo comentario que con k'iski, k'ichki.


Para volver al menú principal, haga un click aquí.